
Tan odiado como amado, Warhol revolucionó el mundo del arte a través del Pop Art a mediados del siglo XX.
Definir a Andy Warhola, más conocido como Andy Warhol es complicado. Liz Taylor, Marilyn Monroe, Debbie Harry, Jackie Kennedy e incluso Mao fueron convertidos en iconos Pop gracias a su obra. Pero Warhol encontraba inspiración hasta en los objetos más mundanos como las sopas
Campbell o las botellas de Coca-Cola.
Empezó su carrera como ilustrador de revistas, pero no tardó en hacerse célebre gracias a su trabajo como pintor y cineasta. Entre sus películas más destacadas están Vinyl, Heat, Chelsea Girls o Poor Little Rich Girl con una de sus mayores musas, Edie Sedgwick.
The Factory, lugar de encuentro para todo tipo de artistas
Su famoso estudio, The Factory, fue lugar de encuentro a partir de 1963 de todo tipo de artistas de la escena underground de Nueva York. Fue su época más polémica debido al contenido de sus obras que aún chocaban a la sociedad de esos momentos. En 1968 incluso sufrió un intento de asesinato por parte de Valerie Solanas, una feminista radical que tenía una lista de hombres a los que “eliminar”.
Solanas le disparó seis veces, pero Warhol sobrevivió, no sin unas grandes cicatrices en su torso que más tarde Richard Avedon inmortalizaría en una de sus fotografías. Nunca superó el trauma de ese ataque por parte de una conocida suya. Durante los años 70 es contratado por celebridades del mundo entero para que les retrate, en España, por ejemplo, fue Miguel Bosé quién quiso que Warhol lo retratara para la portada de su disco Made In Spain.
Lenin y Mao Tse Tung, sus últimos retratos
Entre los años 1972 y 1986, Warhol realizó unos mil retratos, lo que supone haber creado casi uno por semana, la mayoría por encargo, una curiosidad es la tarifa única de 25.000 dólares que cobraba por cada uno. Lenin y Mao Tse Tung fueron los últimos retratos que pintó Warhol en 1986, un año después moriría repentinamente a los 58 años tras un ataque al corazón.
Su legado le sobrevivirá siempre, ya que su obra, no solamente marcó un antes y un después en el mundo del arte, además sirvió de inspiración para todo tipo de artistas, desde músicos hasta cineastas. La figura de Warhol, permanecerá eternamente en los libros de arte como la figura de un genio no siempre comprendido.
A pesar de la superficialidad que siempre ha caracterizado su obra, sin entrar en temas profundos, Warhol era un personaje con una gran personalidad y unas ideas tan radicales como su postura estética, a través de sus entrevistas y libros se puede llegar a conocer el interior del artista. Warhol nunca morirá porque la atemporalidad de su obra le mantendrá siempre vivo, como el mismo decía "no creo en la muerte porque uno no está presente para saber que, en efecto, ha ocurrido".
Salvador Dalí, entre las personalidades que pasaron por su estudio
En la quinta planta del número 231 de la calle 47 Este en Midtown, Manhattan, tenía su sede The Factory, el mítico estudio del gran Andy Warhol. Algunas de las personalidades que pululaban por allí eran The Velvet Underground, especialmente Lou Reed, Nico, Mick Jagger, Bob Dylan, Brian Jones, Fernando Arrabal, Allen Ginsberg, Salvador Dalí, Truman Capote…
Pero también había un amplio elenco de asiduos que prácticamente hacían vida allí: Edie Sedgwick, Paul Morrissey, Joe Dallesandro, Candy Darling, Anita Pallenberg, Billy Name, Hoody Woodlawn, Jackie Curtis, Joe Campbell, Gerard Malanga, Ondine… Desde fotógrafos hasta actores porno, pasando por drag queens, idealistas, escritores, músicos, drogadictos, modelos… Las puertas de Warhol siempre estaban abiertas a cualquiera que pudiera aportarle algo.
Expresión vanguardista ya fuera en cuadros en películas
Eran comunes las orgías en The Factory, pero también las colaboraciones entre muchos de los asiduos para crear arte, ya fuera en forma de cuadros o películas. Andy y sus compañeros experimentaban con todo, descubriendo nuevas formas de expresión vanguardistas. La conocida como Silver Factory, por tener las paredes llenas de estaño y espejos rotos, vivió sus mejores años en los 60, hasta el atentado de Valerie Solanas (otra asidua del lugar) a Andy Warhol.
Después The Factory cambió su ubicación a la sexta planta del número 33 de Union Square Oeste, pero su momento de esplendor ya había pasado. El ambiente creativo y revolucionario de The Factory y sus habitantes había muerto. Andy nunca se recuperó del trauma causado por Solanas y eso era algo que impregnaba su vida posterior.
Fuese como fuese, en los años 60 el underground tuvo un lugar de culto donde reunirse, unirse y crear algunos contactos importantes y fructíferos para el arte y la cultura posteriores. Solamente debemos escuchar el “Walk on the wild side” de Reed para cerrar los ojos y trasladarnos allí, un tema que el músico dedicó a Warhol y sus amigos de The Factory.
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